Garay y los periodistas. Expiando culpas.
- Cristina Goyeneche
- 22 nov 2016
- 2 Min. de lectura

Ante tal cantidad de portadas post fuga, con Garay conquistando un espacio premiun en los medios de muchísima mayor calidad que el que conseguía de mutuo propio antes de aparecer en Rumanía, me inquieta el porqué...(Y digo portadas para resumir despliegue televisivo, reportajes en revistas, noticias y análisis de diverso calibre en radio, redes sociales explotando, medios digitales a full,memes y ya saben ustedes qué más...). Sin ponerme densa, me parece que la proporción entre su presunta estafa (medida en millones de dólares) y la cantidad de energías dedicada a él, no guarda proporción.
Pero la pimienta, los relojes, el Pasapoga, los autos, los cánceres y la sicodelia lo justifican? Porque el tema lo ponen los medios con profusión y, una vez ahí, la gente en cada esquina, en cada bar, en cada asado, en cada desayuno, en cada mesa de domingo lo desmenuza sin descanso ni piedad. A estas alturas, hasta escucho hablar de él con cariño. Total, la hizo!
Sabemos más de Garay porque los periodistas están haciendo su penitencia que por la relevancia de su posible estafa.Para otro capítulo quedará lo maestro que resultó ser el personaje para usar a su favor todas las debilidades del gremio. Comunicacionalmente, un maestro!
Sólo veo un motivo: periodistas intentando ocultar lo quedó al descubierto el primer día, su temporal olvido del punto Nº2 del libro Journalism for Dummiess: chequear la fuente.
El único motivo de porqué debemos tener en nuestro disco duro más información sobre la vida obra y milagro de Rafael Garay que la que de verdad necesitamos, obedece a las ansias que tienen los periodistas de mostrarnos lo acuciosos que son. Lo implacables para perseguir a una presa, (viajando incluso a Rumania, a Concepción...), lo esforzados que son para encontrar detalles ocultos. Lo perceptivos que son para ver donde nadie más mira. En fin. Todo con tal de que los espectadores olvidemos que fueron ellos, por un descuido, quienes nos sentaron a Rafael Garay en nuestro living. Si se muestran inconmovibles ante Garay, tal vez olvidemos su pecado original.
El tipo es Ingeniero Comercial..."pero ponle economista que es lo mismo"....Explica todo tan claro y tan bien, "llama a Garay que siempre contesta al tiro...Y si ya apareció en CNN, o en CHV, o en TVN...para que chequear quién es...."los otros no lo habrían entrevistado si no supiera"...
Y aquí estamos. Enterándonos de periodistas que le transfirieron plata a su cuenta corriente personal para que él las invirtiera a su manera y con su magia a fin de sacarle una rentabilidad mayor a la del mercado....Y el foco se pone en el asesor de inversiones estafador y no en la ambición suprema del periodista que bien podría haber puesto sus ahorros familiares en un fondo mutuo. (Ni hablar de las penas del infierno que medios como The New York Times o The Wall Street Journal tienen reservadas para empleados que cruzan la línea de la independencia). Sabemos más de Garay porque los periodistas están haciendo su penitencia que por la relevancia de su posible estafa. Para otro capítulo quedará lo maestro que resultó ser el personaje para usar a su favor todas las debilidades del gremio. Comunicacionalmente, un maestro!
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